viernes, 23 de febrero de 2024
satisfecha
a veces
jueves, 16 de noviembre de 2023
dejarse desmoronar, dejar
Estuve deshilachando mi vida un rato, retomando hebras salidas y tratando de acomodarlas, pero no funciona así, y mientras miro las hilachas, el hilo se enreda en entre la madeja y el tejido.
Llevo otro año procastinando, juntando fe pa creer que mañana si que si, que con estas pastillas si que si, que con esta actitud si que si... que con estas personas, esta terapia, estas nuevas costumbres y estos divorcios obligados si que si.
Vi que carezco de herramientas pa mantener mi palabra. Que carezco de amor propio, de respeto por los demás y de gratitud. La Doris me reflejó lo mal que salen mis relaciones de mayor compromiso en la terapia, no porque me lo dijera o siquiera lo percibiera, tal vez no lo hizo, sino por el desenlace caótico y demoledor que tuvo la terapia. A veces me dan ganas de escribirle las rumiaciones que se generaron por sus intervenciones a medias, por su fe en mi deserción y las ansias de que no volviera las siguiente semana.
Y cuando escuché su cierre lapidador, en verdad decerté de los propósitos, entendí que nunca creyó en mi y hasta sentí odio profundo desde ella hacia mi en esos últimos 40 minutos.
Soy el número errado, soy la paciente de mierda que nunca prospera, soy la falla en todas las estadísticas, y quisiera simplemente no ser más, porque no puedo dejar de ser la persona que me esmeré tanto por ser.
No sé poner límites y procrastino dejandome invadir por gente abusadora que me sobrecarta de tareas, también soy la copia infeliz de mi mamá, miento compulsivamente y aunque no quiera, hago un esfuerzo por creer en la gente, incluso en gente como yo, porque sé que el compromiso opera en tanto la otra persona confíe... Son los primeros temas que hablamos, luego apareció don pololo, en plena manía farmacológica, en paralelo con los reproches de incredulidad de Doris, que insistía en que yo no hacía las cosas que hacía, que insistía en transferirme la peor emocionalidad posible respecto a quien soy y quien he sido, censurando opiniones ridículas como el odio que le tengo a las gorras, porque sí y sin profundizar en qué lo produjo (incluso diciéndomoe que no iba al caso mi experiencia, porque mucha gente opta por ser gorra, y eso no quiere decir que sean malas personas como asesinos o parecido)... y yo pensando que me desafiaba porque ella es confrontacional/bruta, pa darme cuenta en las últimas 2 sesiones antes del alta no disciplinaria más chanta que me han dado, de que la loca nunca confió, que practicamente le caía mal...
Igual agradezco el manjarcito que fueron algunas terapias en las que noté mucho amor y dedicación, agradezco cada vez que salí con un nudo en la guata y volví con el cuerpo liviano, agradezco haber conocido a esas señoras que nunca me aceptaron, agradezco haber visto que me identifico con el dolor de cualquiera y que siempre que quiero ayudar es porque necesito evitarme.
Me reconozco en el dramatismo de la Kata, me reconozco en la inseguridad del Nacho, me reconozco en la petulancia del Pato, me reconozco en los demás y ya lo hacía antes de la terapia, pero nunca consideré que no mirarme en el reflejo del dolor del otro fuera una herramienta util pa relacionarme con los otros, y resulta que el libro que la Doris me mandó, entre otras cosas, recomienda no mirar el dolor del otro como propio porque es del otro (no me digas), tal como hacen las otredades con mi dolor, y como lo hacen con cada doliente... y es que el sufrimento parte cuando el doliente se vuelve un paria por vivir en dolor, y en vez de diluírse su carga entre nuevos afectos, se concentra en el aislamiento y secretismo del dolor... Si yo quisiera dejar de ser yo misma, no hubiera cultivado con tanto cariño mis virtudes, lo que yo necesito es quitarles el defecto en que se transforman cuando son exceso... namá
Y llevo 2 meses procrastinando, postergando el ejercicio, trámites simples, y enfermando mucho... he pasado enferma desde septiembre.
Y ya no quiero ver a la gente, igual que antes de la terapia. Y ya no quiero ser juzgada, porque me da por juzgar. Y necesito no tener que disfrazarme pa gustar... necesito no querer gustar, ni necesitar aceptación ni nada.
domingo, 5 de noviembre de 2023
defensa
Un mecanismo de defensa persigue quitar de la consciencia aquello displacentero.
Defenderse. Defenderse de la amenaza de la expectativa, de eso se habla poco en los cursos y definiciones de formación. Eso se aprende leyendo al mismísimo defendido, o sintiendo que la defensa estorba y entorpece la vida social, se aprende cuando se contempla la conducta defensiva en un acting out del que los más neuróticos salen con mucho cringe, y los más psicóticos, bueno salen como pueden a rastras y pasando por pantanos depresivos con arenas abúlicas, y a veces en manía todopoderosa con narcisos sobreadaptados que pasaron de largo y se encargan de dañar a cualquiera que se acerque demasiado, sea por gusto o por miedo, la causa no hace diferencia cuando el resultado.
Y de pronto recuerdo que no soy digna de amor, que a nadie le importo si no sirvo, que sólo cuando sirvo existo, pero a nadie le interesa el padecimiento ajeno en tiempos de yoyoismo, cómo salir del tenis la culpa al arreglemos esta mierda si lo único que importa es sentirse superior al otro en tanto objeto de deseo del otro, que a su vez cuando mucho miente haciendo como que desea pa no ser destruido en el intento del otro por ser amado.
Y me retraigo otra vez y se me inunda el pecho apretado de mierda, me aparece el triángulo depresivo que tanto trato de evitar en mi cara chueca y manchada.
Me desprecio tanto, que siento pudor de no decidirme luego, siento vergüenza de no haber hecho cualquier cosa pa salir de aquí, y estar sola en otra parte. A la gente que me rodea, le acomoda mi distancia, no es que me necesiten, hacen como que me necesitan pa romper la incomodidad de que no tenemos nada en común, de que no les importa en absoluto mi existencia, y me da vergüenza y me doy asco.
No debí exponerme otra vez